miércoles, 18 de noviembre de 2009

VENEZUELA LUEGO DE LA ENMIENDA: UN MAR DE SENSACIONES por Sergio Gorostiaga



La dinámica política que vive Venezuela provoca que los hechos se sucedan con una velocidad compleja de analizar; los tiempos a veces pasan y a veces vuelan. De allí que quién se quede anclado en mirada subjetivas se perderá en los vericuetos de la historia. Como ráfagas se sucedieron los comicios regionales del pasado 23 de noviembre – con resultados para todos los gustos -, y el reciente referéndum de enmienda a cinco artículos de la Carta Magna – de mediados de febrero -, comicios en los que el oficialismo consiguió, “poniendo toda la carne en el asador” – vencer por casi diez puntos al entramado opositor; las cifras, no obstante, no pueden generar festejos desmedidos, toda vez que hoy por hoy, aquella oposición ha llegado a conquistar el favor de el 46 por ciento de los votantes; con la aprobación de la enmienda, todos los cargos de elección popular – a presidente, alcaldes y gobernadores – podrán aspirar a presentarse de manera continua para renovar sus mandatos.
Tomando palabras del propio presidente Hugo Chávez, “(con el triunfo en la enmienda) nos hemos sacado este tema de encima”. Algo es cierto: el “socialismo” venezolano deberá trabajar a triple turno si pretende dar vuelta una tendencia electoral – y anímica – instalada en el país desde aquella primera derrota del 2 de diciembre de 2007 en el que por un ínfimo porcentaje la oposición al proyecto oficial dijo “No” a la reforma constitucional propiciada por el “chavismo”.
Hay muchas oposiciones en Venezuela, y dos son evidentes: una, aquella partidaria-mediática que apunta y dispara contra todo lo que se mueve de manera despiadada; la otra, aquel aguijón que se viste de entre-casa, la más dañina por la intimidad que convoca y que se encuentra en las entrañas mismas del “proceso revolucionario”; lo saben todos y lo dicen algunos: independientemente de todo lo bueno realizado en estos primeros diez años de gestión “socialista”, aun no se ha podido dar una estocada frontal contra la burocracia y la corrupción que deambula despiadada por la nación, contra aquellos que se visten de declamaciones revolucionarias como única virtud a favor del proyecto de cambios.
Imposible en poco espacio describir más en profundidad la compleja realidad venezolana. Eso sí, algo puede decirse con claridad: hay cosas que ya no pueden esperar, entre ellas un trabajo en profundidad en cuanto a tres ejes fundacionales: formación, concientización y educación, “materias” que, más allá de toda la tarea realizada hasta el momento, hoy por hoy continúan pendientes. El “mejor de todos” en este proceso es y sigue siendo Chávez, un presidente que a veces se viste de estadista, que organiza, propone, marca las deficiencias, sugiere ideas, levanta el ánimo a los deprimidos y más.
No es sencillo el sendero de aquí en más hasta el 2012 – año de comicios generales - para Venezuela; en 2010 se desarrollarán elecciones para la Asamblea Nacional y la oposición, aún con una ausencia de talento tajante y desunida, seguramente pasará a ocupar espacios en el estratégico recinto. Asimismo, el camino hacia aquellos comicios viene arropado por factores externos, como la tan mentada “crisis económica mundial”, que – con más o menos dureza – tocará los cimientos de la vida cotidiana venezolana.
Todo está por verse y, utilizando términos futboleros, aun la “pelota está en el campo” oficial. Eso sí, no hay que vestirse de tremendismo para advertir que sin cambios profundos – entre ellos aquellas tres tareas formativas descritas más arriba -, llevadas a cabo con o sin anestesia, todo puede suceder en Venezuela. Tal vez, de lo que se trata es de recobrar algo que no hace más de tres o cuatro años sí se respiraba en el país y hoy anda como extraviada: aquella frescura intensa, pura, que hacía recobrar la voz a los mudos y la vista a los ciegos.

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